Él dijo: “un día
iremos a cenar al sitio del que te he hablado”. Pero luego les sobró un segundo beso en la despedida. Antes de darse la vuelta, le preguntó: “¿Qué vas a
hacer ahora?”. Se encogió de hombros ella. Y sin decirse nada más, cada uno
trazó su camino, alejándose de la plaza en direcciones tan opuestas que nunca más se vieron.
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