25 marzo, 2014

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Mi gata muerde la mano que le da de comer y la acaricia mientras duerme. Luego, siempre vuelve al calor de los huecos de mi cuerpo. Busca la calma en la respiración de mi pecho y me hace olvidar las cicatrices.
Como buena hija pródiga.
Como buen hiriente amor.







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