22 abril, 2014

Claroscuros





Las huellas de mis dedos las difuminó la sangre. Se congeló todo por lo que perder la cabeza. Pero hay mañanas y noches: mañanas en las que me quedo clavada mirando una pared y noches en las que la pared tiene gotelé. Como si una textura pudiera ya poner algo en relieve.




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