29 enero, 2010

Aire-es


Justo cuando iba a atravesar el arco me he topado con un albañil que conducía una elevadora. Como me cortaba el paso, he tenido que esperar a que pasara. Entonces han reaparecido el día en que me topé por primera vez con esa elevadora y la canción que estaba escuchando justo en ese momento. Todo me parece diferente ahora, aunque en realidad no han cambiado tantas cosas. Luego, al cruzar el parque, un hombre que hablaba por móvil le ha dado una patada a una piña. Su recorrido ha concluído tan cerca de mis pies que me ha resultado inevitable devolver la piña al destinatario, que me ha brindado una sonrisa a cambio. Mientras cruzaba el paso de peatones de siete carriles se me ha arremolinado el flequillo, así es que he agitado la cabeza para recolocar el pelo en su sitio. Aunque se respira un sol tremendo, las repentinas bocanadas de viento frío hacen recordar que aún es invierno.


*Ahora me comería todas las galletas. No, casi todas.

5 comentarios:

Por algo será. dijo...

Me gusta cuando escribes estas 'anécdotas' cotidianas que no lo son tanto.

I. dijo...

Me gusta que le gusten, señor M-------C ;)

Por algo será. dijo...

–¿Quién eres tu?
–Quien... 'quién' es solamente la forma de la función 'qué' y ¿qué soy? Un hombre con una máscara.
–Sí, eso ya lo veo.
–Naturalmente. No me cuestiono tu capacidad de observación, simplemente señalo lo paradójico que es preguntarle a un hombre con máscara quién es.


(V de Vendetta).

P.D.: Quien calla no otorga.

I. dijo...

Quien calla se coloca una máscara. Aunque, paradójicamente, con máscara resulta más sencillo no callar.

Plano Secuencia dijo...

Un rayo de sol vuelve a brillaaaar